Dulce Chacón comparte su preocupación histórico-narrativa con autoras como Carmen Martín Gaite, Almudena Grandes, Rosa Regás, Ana María Martínez Sagi, Angelina Muñiz Huberman, Ángeles Caso o Manuel Rivas y Antonio Muñoz Molina, entre más. Es coetánea de las escritoras españolas Cristina Fernández-Cubas, Carmen Gómez Ojea, Monserrat Roig, Ana María Moix, Soledad Puértolas, Soledad Balaguer, Carme Riera, Nuria Amat, Laura Freixas, Rosa Montero o Maruja Torres; y de otras más jóvenes, como Consuelo García, Lucía Etxebarría, Espido Freire, Marta Sanz, Irene Vallejo, Elvira Lindo, Almudena Grandes o Belén Gopegui, entre otras.
Muchas de ellas destacan por la obtención de galardones desde sus inicios con sus obras, la apertura a un público diverso y el desarrollo de temática ecléctica, en cuya temática predomina el presente y lo sincrónico. Escriben con una conciencia en libertad, se mueven de un tema a otro con absoluta fluidez, sin que las trabas personales o sociales les corten en su narración y con dosis de experimentación con nuevas formas narrativas. También hacen uso del humor, la ironía, la parodia y el juego. Finalmente, se sitúan en un contexto posrealista donde exploran las relaciones humanas fuera del marco de las representadas por la novela realista decimonónica.
Recoge las influencias de las naturalistas Emilia Pardo Bazán y Rosario de Acuña a finales del siglo XIX, de las narradoras de las primeras décadas del siglo XX Ángeles Vicente, Carmen de Burgos, Elena Fortún, Halma Angélico, Luisa Carnés, María Lejárraga, María Teresa León o Rosa Chacel, de la Generación de los 50 con Ana María Matute, Carmen Laforet y Carmen Martín Gaite y su mirada realista social y de denuncia, y la experimentación de la década de los 70 con Esther Tusquets, Clara Janés, Ana María Moix o Alicia Giménez Barlett, entre otras.