Jeanne Villepreux-Power (1794-1871) fue contemporánea de la gran matemática y divulgadora científica escocesa Mary Somerville y de Nancy María Donaldson Johnson, quien obtuvo la primera patente en Estados Unidos, en 1843, gracias a su máquina de helados de accionamiento manual.
Jeanne elaboraba exquisitas ilustraciones de las especies que estudiaba y las observaciones que hacía sobre ellas, al igual que hicieron otras científicas como Marya Sybilla de Meriam (1647-1717) entomóloga que ilustró y demostró el desarrollo de las metamorfosis en los insectos. o Eleanor Ormerod (1828-1901) cuyos dibujos ayudaban a agricultores y ganaderos a identificar los insectos perjudiciales y los efectos que producían.
A lo largo de la historia el campo de la Biología y las Ciencias Naturales está plagado de mujeres investigadoras, como Hildegarda de Bingen (1098-1179) que fue una de las mujeres más polifacéticas e influyentes de la Edad Media en la Europa Occidental del siglo XII. Mística, abadesa, teóloga, escritora de libros científicos sobre plantas y minerales y sus poderes curativos, así como del funcionamiento del cuerpo humano, la profesora de anatomía Anna Morandi Manzolini (1716-1774). Laura Bassi (1711-1778) que potenció la constitución de una red de experimentadores que conectó Italia con la cultura científica de Francia e Inglaterra.
Desde finales del siglo XIX muchas han sido las mujeres entregadas a la ciencia como por ejemplo Marie Curie (1867-1934) pionera en el estudio de la radioactividad, con dos premios nobel uno en física y otro en química, Rachel Carson(1907-1964) Bióloga marina, zoóloga y escritora, que tras la observación de su medio natural cercano concluyó que los pesticidas lo estaban arrasando, Rosalind Elsie Franklin(1920-1958) química y cristalógrafa británica cuyo trabajo fue fundamental para la comprensión de las estructuras moleculares del ADN (ácido desoxirribonucleico), el ARN (ácido ribonucleico), los virus, el carbón y el grafito.